La historia de la humanidad ha sido constituida por mujeres y hombres en diferentes ámbitos, épocas y lugares que marcan la misma historia, sin embargo la mujer siempre fué disciplinada, no por la falta de capacidad que ha tenido, sino por la falta de reconocimiento de la misma sociedad, la cual a su vez la ha condicionado en un nivel inferior al hombre.
En diferentes épocas han existido mujeres activas e indispensables para el progreso de la sociedad, mujeres destacadas en las ciencias, en premios Nobel etc. Específicamente podemos mencionar y motivados que toda mujer conoce a Prudencia Ayala, ferviente luchadora por el derecho al voto y además primer mujer que lanza su candidatura para presidencia de la República de El Salvador, cuando la legislación Salvadoreña no conocía a la mujer como ciudadana.
Como era de esperarse no se le tomó en serio, pero esta mujer marcó un sentido de justicia y equidad. Nuestra Constitución Política de la República de El Salvador en su artículo 3 establece “Que todas las personas son iguales ante la ley”, ante este precepto legal podemos afirmar que el hombre y la mujer son iguales, compartiendo derechos y obligaciones ante la familia y la misma sociedad.
Así como también según el Art. 123 del Código de Trabajo expresa lo siguiente: Los trabajadores en una misma empresa o establecimiento y que en idénticas circunstancias desarrollen una labor igual, devengarán igual remuneración cualquiera que sea su sexo, raza, color, nacionalidad, opinión política o creencia religiosa.
Es importante mencionar que en los últimos años, tanto ISDEMU como la sociedad civil a través de las ONG‘s han implementado muchos proyectos que contribuyen al desarrollo de la mujer Salvadoreña, tales como teléfono amigo y ferias informativas sobre derechos de género, entre otros; no obstante el arraigo cultural y la marginación económica permanece latente en nuestra sociedad Salvadoreña.
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